jueves, 6 de junio de 2013

Capítulo 6 (LVDA)

Capítulo 6.

"Un recuerdo inolvidable"


- Anne, espera. 

Me quedé mirándole, atónita. No podía creerlo. ¿Qué hacía él aquí? Avanzó un par de pasos hasta quedarnos a escasos centímetros. Me cogió de la mano suavemente, proporcionándome seguridad. Yo solo deseaba caer a sus brazos, dejarme llevar. Nuestras miradas coincidieron, al igual que ese primer día de instituto. En su boca de dibujó una preciosa sonrisa que me hechizó por completo. Llevó su mano hasta mi cintura y me abrazó. Nos quedamos en silencio varios minutos, disfrutando del momento, pero pasado un tiempo decidí intervenir. 

- ¿Qué haces aquí?

- Necesitaba explicaciones, ¿por qué te fuiste el otro día tan rápido y sin depedirte? - me preguntó preocupado. 

Me quedé en estado de shock. ¿Qué iba a decirle? ¿Le contaba lo de Louis? Sería precipitado. No sabía que decir pero tenía que contestar pronto para que no sonara sospechoso. 

- Em... esto... es que tenía prisa y... ¿No te lo dijo Louis? - contesté muy nerviosa.

- ¿El qué debía decirme? Explícate Anne, por favor.

Me acarició la mejilla delicadamente para que me tranquilizara, pero eso me ponía aún más nerviosa. 

- Tengo que irme, Richard... Ya nos veremos y hablaremos tranquilamente - le dije mientras me apartaba y me daba media vuelta dispuesta a irme.

Aunque deseaba sentirle entre mis brazos no podía seguir. Sus preguntas me habían alterado. ¿Por qué Louis no se lo dijo? Se supone que son mejores amigos, inseparables, como hermanos. Si no se lo dijo, sus razones tendría. ¿O acaso me estaba mintiendo? A lo mejor solo quería ponerme nerviosa y que se lo dijera yo, para saber si podría confiar en mí o si lo que le dijo Louis fue cierto. No lo sabía, estaba confusa, necesitaba irme a ordenar de nuevo mis pensamientos y sentimientos que últimamente no me dejan descansar tranquila.

- Anne, espera, concédeme un único deseo y así podré tranquilizarme, porque sabré que de alguna forma te importo. Podré sentirme orgulloso de no se uno más del montón. Podré averiguar si el hecho de encontrarnos en tal situación el primer día de instituto fue cosa del destino. Déjame sentirte aunque sea la primera y la última vez de mi vida. Por favor, Anne - me dijo con los ojos llorosos y en la mano una rosa de madera perfumada. 

Acto seguido se aproximó hasta mí y al ver que no me aparté, me besó. Sentí su cálido aliento en la comisura de mis labios. Puse mis manos en su nuca y él las suyas en mi cintura. Me acariciaba de forma que mis sentidos alcanzaban niveles sorprendentes. Su tacto, sus labios, sus besos...  era todo un sueño, un sueño hecho realidad. No quería soltarle, quería quedarme así para siempre. Me ayudó a alejarme de la realidad, a alejarme de aquellas tristezas que me habían invadido estos últimos días. Me sentía segura a su lado. Pensé que nada podría estropear ese momento hasta que, unos minutos más tarde, oí unos pasos a lo lejos. No le dí importancia, pero poco después sentí a mi lado una respiración un tanto familiar. Era Patri, estaba jadeante y preocupada. 

- ¡Anne! Si no quieres que todo se complique ¡vete ya! - dijo gritando mientras me cogía de la mano para que nos fuéramos. 

- Pero... ¿qué pasa? - le contesté preocupada e insegura. 

- Enserio, hazme caso, ¡No hay tiempo!

Pero me dí cuenta de que ya era tarde, el problema comenzaría en escasos segundos. ¿El motivo? Apareció alguien que alteraría todo...