sábado, 13 de julio de 2013

Capítulo 7 (LVDA)

Capítulo 7.

"La pelea"


- ¡Anne! ¿Por qué te fuis...? - gritó Jaime alterado mientras se acercaba hasta que se paró en seco - ¿Qué estás haciendo? ¿Acaso estás saliendo con ese?

- Jaime ¿por qué me sigues? ¡Vete, no pintas nada aquí! - gritó Patri mientras corría hacia él para pedirle que se marchara.

- ¡Te seguí para encontrar a Anne, sabía que no se había ido, pero ya veo que no es un buen momento! - gritó furioso mientras nos recorría de pies a cabeza con su mirada.

- Déjales, no te han hecho nada malo. 

- Si, hay una persona que si me ha hecho daño, mejor dicho, nos ha hecho daño. Nos ha abandonado para venir a besuquearse con este chaval. - dijo Jaime con resignación.

- Jaime, este chaval tiene un nombre, ¿sabes? - le contesté enfadada.

- Para mí será un sin nadie. - dijo Jaime con ganas de pelea.

- ¿Perdona? Creo que merezco un mínimo de respeto. ¿Acaso tú no lo crees? - contestó Richard mientras se separaba de mi lado y se ponía frente a Jaime.

- Uy si, discúlpeme usted señor. Bueno, ¿prefiere señor o señorito? No quisiera importunarle. - saltó Jaime con tono burlón.

Miré a Richard y él me devolvió la mirada. Pude ver en sus ojos rabia, enfado, odio... pero también compasión y dolor, pues sabía que si se peleaban, a mí me causaría un enorme problema. Él no quería que hubiera enfrentamientos, pero Jaime le estaba provocando y en algún momento tendría que actuar. Cambié la mirada hacia Jaime, el cual nos miraba atónito, pues con él nunca fui capaz de comunicarme con una sola mirada. Aunque debo decir que esa vez fue diferente, su rostro mostraba una rabia y un deseo de pelea inconfundible. Después de la serie de miradas, vi que era oportuno intervenir.

- No empecéis, por favor, dejadlo. - dije mientras miraba tanto a Jaime como a Richard.

- No Anne, no pienso dejarlo, porque sé que me arrepentiré de no haberte dejado las cosas claras. Me arrepiento de haberte engañado y ahora vengo a por ti. Y no, no me iré hasta que seas mía. - me gritó Jaime.

- Parece que no quieres enterarte, ¡Anne ya te ha olvidado! - le contestó Richard, cansado de tanta palabrería.

- ¿Cómo lo sabes? ¿Eh? - contestó Jaime amenazante.

- Lo he visto en su mirada, ¿sabes? Nosotros nos comunicamos, no estamos juntos para que al poco tiempo nos seamos infieles, dejándonos plantados en una cafetería. Te suena esa historia, ¿verdad? Fue así como la perdiste y créeme que no la vas a recuperar. Además, si tanto la amas... ¿por qué no paras de provocarme? Yo no pienso seguir con esto, ya que no quiero que Anne sufra. Ahora tú haz lo que quieras. - contestó Richard mientras se giraba y se apoyaba en la pared de un edificio.

- Algún día te arrepentirás de tus palabras. Y sí, voy a hacer lo que yo quiera. - dijo Jaime totalmente serio.

Jaime se acercó a mí y se colocó a mi lado. Movió lentamente su mano y me agarró del brazo. En unos segundos pude sentir su respiración muy próxima a mí, demasiado diría yo, por lo que me aparté bruscamente y él me cogió de la mano impidiendo que me alejara de su lado. Intenté soltarme pero fue en vano, pues él me agarraba con tal fuerza que me produjo un dolor espantoso. No pude aguantar y lancé un pequeño grito. Richard no daba crédito de ello y sin pensarlo dos veces se levantó de un salto y logró que me soltara.

- ¡Eh tú! Déjala en paz. - dijo Richard muy cabreado.

- ¿Acaso tú me mandas? - le respondió Jaime con una risa burlona.

- No hagas que te borre esa asquerosa sonrisa de un guantazo. 

- ¡Venga valiente, dámelo! - le provocó Jaime.

Richard intentó relajarse para que yo no sufriera, pero en ese momento Jaime le pegó un puñetazo. Richard, desbordado de rabia, le respondió con otro. Yo no podía aguantarlo y me puse en medio para intentar separarlos. Patri intentó impedirlo pero ya era tarde, pues Richard me dio sin querer. Él no pensó que me pondría en medio. Caí al suelo, aturdida. Veía borroso, me sentía mareada. Pero eso no fue lo peor... lo peor fue que antes de quedar inconsciente, pude diferenciar la figura de mi hermano mayor, Jordan. Venía corriendo, preocupado. La cosa no pintaba nada bien. La última imagen que recordaba de ese día fue la mirada preocupada de Jordan, las lágrimas de Patri y sobretodo, la tristeza y culpabilidad de Richard.




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