martes, 13 de agosto de 2013

Capítulo 11 (LVDA)


Capítulo 11.

"Gracias por existir"


Me revuelvo entre las sábanas blancas de la camilla y observo como el primer rayo de luz se deja ver entre los huecos de la persiana que cubre la ventana. Ayer fue un día mágico, de esos que te gustaría revivir una y otra vez. Aún no me explico como he podido encontrar a alguien como él, tan cariñoso, responsable, romántico, atractivo... el prototipo perfecto para cualquier mujer. Me siento afortunada, es mi gran tesoro, pero pronto me lo arrebatarán, lo apartarán de mi lado. No puedo dejar de pensar en su preciosa sonrisa, en sus carnosos y rosados labios, en sus ojos brillantes, en su mirada dulce... Le quiero mucho más de lo que podría haber imaginado.

- ¿Hija, se puede? - interrumpe una vocecilla detrás de la puerta y la reconozco al instante.

- Pasa mamá, estoy despierta.

Se abre la puerta y mi madre camina hasta colocarse a mi lado. Se apresura a darme un beso y acto seguido, dirige su mirada hacia la butaca de la habitación.

- ¿Y tu hermano? - pregunta extrañada.

¡Oh no! No se absolutamente nada de él. Puede que no haya llegado aún, a lo mejor sigue con Yanira... O a ido a por algo de comer... O solo ha tomar el aire... Pfff... ¿y si le ha pasado algo? Bueno Anne, mantén la calma.

- No lo sé mamá, ayer cuando me dormí estaba en la butaca revisando los papeles del hospital. Lo mismo a salido a tomar el aire o a picar algo - miento lo más calmada que puedo.

- Seguramente sea eso - dice con una sonrisa - Bueno, ¿qué tal has pasado la noche?

- Gen.. bastante bien, la verdad.

Me tiembla la voz al pensar en ello. Fue todo tan perfecto... Pero mi madre no puede enterarse de que pase la noche con él.

- Me alegra oír eso, hija. Por cierto, hoy también tendrás que quedarte con tu hermano, tu padre y yo tenemos una reunión familiar, ¿vale?

- Vale mamá, no te aflijas, él me cuida bien.

- Más le vale que no le pase nada a mi princesita, ¿eh? - me dice dulcemente.

- Mamá, lo siento por lo de la otra vez... pero es que mi vida está aquí... Mis amigos, mis raíces, mi...

- Tu Richard, ¿verdad?

- Pe... pero...

- Tranquila cielo, no hace falta que lo ocultes, soy tu madre y las madres lo saben todo - contesta mientras me acaricia suavemente la mano - Solo quiero que sepas que se que esto no es fácil, pero que ahora no están las cosas como para desaprovechar esta maravillosa oferta de trabajo. ¿Lo entiendes? Yo no quiero que sufras... Además, podremos venir de vez en cuando a visitar de nuevo Barcelona, nuestra casa de aquí no vamos a venderla, será nuestro segundo hogar. Es más, aún te queda una semana para despedirte de todos y te dejaré montar esa fiesta que intentaste organizar hace unos años en casa, pero nada desmadres, eso sí.

- ¿¿¿¡ENSERIO!??? Jo mamá... no te merezco... Gracias, mil gracias... Te quiero muchísimo.

- Ahora descansa, en unas horas volveré para avisar a tu hermano. Te quiero mi niña.

- Yo más, mamá, yo muchísimo más.

Se despide de mí con un beso y se marcha con una sonrisa dibujada en la cara. No sé que haría sin ella, la verdad. Siempre tiene razones para hacer lo que hace, pero yo siempre soy la misma cabezona que en los enfados siempre piensa que lo hace por todo menos por mi bien. Sí, soy tonta. Madre no hay más que una y no estará siempre a mi lado, así que debo demostrarle todo lo que significa para mí, debo hacerla ver que ninguna otra mujer es tan importante para mí como ella (y mi hermanita pequeña, claro). Mi madre es y será una mujer ejemplar, puso su vida en peligro por darme a luz, por tenerme entre sus brazos aunque fuera antes de ver la que podría haber sido la última imagen de su vida. La debo todo y más. Aún recuerdo esos momentos de mi infancia, cuando me sentaba en su regazo y me empezaba a contar historias de princesas y demás cuentos de hadas. Para ella siempre seré su princesa. Al acostarme siempre viene a darme un beso y si no estoy dormida, me habla un poco sobre la vida. Adoro sus consejos, son muy útiles. Un día estaba triste, me encontraba en un pequeño altibajo de la vida y ella, tras secarme las lágrimas, dijo: "No llores porque tropezaste con una piedra en el camino, sonríe porque esta vez te levantarás con más fuerzas y derribarás todos los obstáculos que encuentres". Optimista, así es mi madre. La quiero, mucho, muchísimo. Pronto se acerca su cumpleaños y pienso hacer que sea un día inolvidable para ella, porque es lo más grande que existe. Mamá, algún día verás que tenerte fue el mejor regalo que alguien podría tener. Y que... Gracias por existir.

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