domingo, 18 de agosto de 2013

Capítulo 12 (LVDA)



Capítulo 12.

"Una nueva amiguita"


Esta mañana me han dado el alta. Recojo mis cosas y me siento en la camilla. Observo la habitación de lado a lado y aparecen en mi cabeza miles de recuerdos. El accidente de moto de mi hermana que produjo su muerte, la mala noticia de nuestro traslado a Madrid, aquella noche mágica junto a Richard, el momento especial madre e hija y, no menos importante, la sinceridad de la conversación que tuvimos mi hermano y yo. Miro el reloj. Las doce y veinticinco. Ya es hora de bajar al hall a esperar a que llegue mi madre. Tras echar el último vistazo, salgo de la habitación y cierro despacio la puerta. Si el golpe hubiera sido más grave de lo que fue, quizá nunca habría salido de aquí. Maldita piedra... y sobre todo, maldita pelea. Camino por los pasillos del hospital y los pacientes me miran al pasar. Me parte el alma saber que algunos de ellos puede que no vuelvan a pisar algo más que este triste hospital. Sigo andando y no tardo en encontrar la mirada perdida de una niña de unos cinco o seis años. Me paro y sigo observándola en silencio. No deja de mirar como los rayos de luz se cuelan entre las hojas de los árboles y las mariposas revolotean entre las flores. Su rostro refleja tristeza, pero sobre todo admiración. Está embobada mirando los colores que le ofrece la primavera. Me agacho al lado de ella quedándome a su altura y la miro. Me mira tímidamente y yo la sonrío, hasta que una vocecilla dulce me embauca por completo.

- Hola... me llamo Susan, ¿tú como te llamas? - me pregunta susurrándome.

- Yo me llamo Anne. Mucho gusto princesa - la contesto sonriendo.

- Igualmente... ¿Sabes qué? Tengo nuevas amigas que me ayudan a estar feliz.

- ¿Ah si? ¿Me las presentas?

- Claro, ven - dice mientras me coge de la mano y con la otra me señala el ventanal - Mira, ¿ves las mariposas? Son mis amigas, igual que las hadas. ¿Las conoces? 

- Nunca he tenido el placer, pero me encantaría - le susurro guiñándole el ojo.

- Mi madre dice que siempre acompañan a la gente buena para que no les pase nada, pero me han mentido un poco, porque mira, estoy en el hospital. ¿No tendrían que cuidarme? Yo soy buena - dice con gesto triste.

- Tranquila pequeña, las hadas están a tu lado. No te va a pasar nada, estás protegida. Tú confía en ellas y verás como todo sale bien. Ahora tengo que irme, que mi mamá me espera abajo, pero tú tranquila, volveré a verte a ti y a tus amigas las hadas, ¿vale? - sonrío.

- ¡Vale! Anne, me caes muy bien... ¿Quieres ser mi amiga? Y... ¿Me prometes que volverás? - dice mientras me abraza fuerte.

- Claro princesita Susan. Vendré a verte pronto, te lo prometo. Un besazo guapetona.

La doy un beso en la frente y sigo mi camino, mientras ella no para de mirarme sonriendo y dando saltitos. Debo decir que esa niña me ha sacado una sonrisa. Sigo caminando y miro el reloj. Las doce y media. Mi madre ya estará a punto de llegar, por lo que me doy algo más de prisa en bajar. Aún tengo la imagen de la pequeña Susan en mi cabeza. Es una niña muy dulce, pero me entristece saber que siendo tan pequeña ya está ingresada aquí. No se lo que tiene, pero volveré a verla antes de irme a Madrid, se lo he prometido. Bajo las escaleras y entro al hall. Miro por todos sitios y por fin veo a mi madre. Camino hacia ella y la abrazo con fuerza. Me da un beso en la frente y después se dirije junto a la doctora.

- ¿Está todo bien? - le pregunta mi madre.

- Todo perfecto, tranquila. Si le volvieran a dar mareos, vuelve a llevarla al hospital y entrega estos papeles. Y si no, no hay ningún problema. Espero que no te vuelva a pasar nada, Anne, ten mucha precaución, ¿eh? - dice la doctora con una sonrisa.

- Si doctora, tendré más cuidado a partir de ahora - le respondo.

- Pues ya está, muchas gracias por todo doctora, un beso - se despide mi madre.

- Un beso. Y como no creo que nos volvamos a ver... ¡que tengáis un buen viaje! - se despide sonriente la doctora mientras nos abraza y acto seguido se marcha a su consulta.

Mi madre y yo nos despedimos con la mano y salimos del hospital. Abre el coche y nos montamos en él. Por fin a casa. Arranca y salimos de allí. Espero no tener que volver pronto al hospital. Mi madre sigue conduciendo mientras me habla sobre lo que me ha echado de menos y yo no paro de darla besos. Pasé miedo, no puedo negarlo. Espera... ¿A dónde me lleva? Por esta carretera no se va a casa... 

- Mamá, ¿a dónde vas?

- Eso ya lo verás, no seas impaciente - me dice giñándome un ojo.

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